-
Diseñadores de interior: Broissin
- Área: 50 m²
- Año: 2019
-
Fotografías:Alexandre D’ La Roche
-
Proveedores: EQUITONE, AutoDesk
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En el marco de la 11ª edición de Design Week México, se produce en los jardines del Museo Tamayo el pabellón Egaligilo, un espacio que a primera vista se podría leer como una tensión entre la arquitectura tradicional moderna y la paramétrica; una arquitectura de comunicación más que de espacio; un artefacto que debe ser entendido como artificialidad y engaño, un espacio que se integra al espacio natural, aunque antes como estructura era inexistente.
Dice Hanna Arendt que el espacio público lo es hasta que es ocupado, un lugar en donde se logran generar interrelaciones humanas, en donde se dan relaciones o intercambios. La composición del volumen conformada por una estructura a base de PTR’s de acero cubierta tanto a su interior como en su exterior por paneles de fibrocemento Equitone da a Egaligilo una gran ligereza y contraposición de formas, alberga en su interior un oasis vivo, en el que el simbolismo es enaltecido y le otorga al visitante la capacidad para que asuma un nuevo papel, se reinvente siguiendo a Foucault.
La distribución de las figuras permite la entrada de la luz que afecta al espacio en diferentes momentos, la iluminación tanto natural como artificial va creando diferentes atmósferas. Un espacio que originalmente debía estar al “exterior” está sujeto a muros que caprichosamente están abiertos a la luz, pero que impiden sean penetrados por la mirada. Esta cualidad dialéctica exige al visitante adentrarse en el espacio y, de nuevo, genera una tensión en el límite de lo público y privado. Ahora bien, Broissin da figura e integridad a los diferentes materiales, crea formas que podrían llamarse vivientes por la relación justa entre sus partes, por lo que el significado se comunica no mediante la alusión a formas previamente conocidas, sino a partir de las características fisionómicas características de la forma.
En términos de Lefebvre, Broissin logra una “ocupación activa del espacio”. Cada cuerpo vivo es un espacio y tiene su espacio; se produce en el espacio y al mismo tiempo produce ese espacio. Es una relación notable: el cuerpo, con sus energías disponibles, el cuerpo vivo, crea o produce su propio espacio . El pabellón, al igual que el museo, logra una constante interacción con el entorno, se integra al espacio público al ser un lugar construido y determinado por la estructura de control que se logra gracias a la apropiación que hacen los sujetos de éste.